Semana Santa: hacia la madurez de la Pascua

La cuaresma va madurando en su trayecto hasta encontrar su plenitud en la Pascua. Dicha madurez es representación de la vida humana y una constante posibilidad para el hombre y la mujer de caminar orientados hacia su propia Pascua.
En la Cuaresma, el Espíritu Santo ha ido preparando el corazón del creyente a la vivencia pascual de forma sencilla, diáfana, respetuosa y profunda. Al modo del sembrador, que espera con paciencia y ternura la muerte y el brote de la semilla, la madurez requiere paciencia respetuosa.
El itinerario cuaresmal nos ha dispuesto el corazón para la celebración de la Semana Santa, cuyo centro es el Triduo Pascual, los tres días en que conmemoramos la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. El Triduo comienza con la Cena del Señor del Jueves Santo, donde destaca el signo del lavado de los pies. Le sigue el Viernes Santo, con la celebración de la Pasión del Señor, escuchamos el relato de la Pasión según san Juan, la Iglesia ora por las necesidades de la humanidad y adoramos la cruz del Señor, máximo signo de su amor y fuente de nuestra salvación. (…)
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