Navegando el cosmos con las ideas de Darwin

Son sistemas complejos que, además, contienen gas, polvo y materia oscura (de la cual hablaremos en otra ocasión). Cada galaxia tiene su propia historia de formación y evolución, y descifrarla a partir de los datos que obtenemos de las observaciones es aún un gran desafío.
El relato cosmológico, actualmente más aceptado, postula que las primeras galaxias se formaron a partir de pequeñísimas estructuras, que crecieron atrayendo y fusionándose con material vecino por efecto de la gravedad. Dentro de estas estructuras, se acumularon nubes de hidrógeno y helio, gases formados pocos segundos después del Big Bang. Paulatinamente, estas nubes de gas se transformaron en estrellas de diferentes masas. Éstas son capaces de crear en sus interiores estelares elementos químicos más pesados, como el oxígeno y el hierro que, al final de sus vidas, son eyectados al medio interestelar. Las nuevas generaciones de estrellas se formaron en este medio, más enriquecido químicamente. Este ciclo se repite nuevamente con escalas de tiempo que dependen de la historia particular de cada galaxia. De esta manera, las nuevas estrellas heredan las propiedades químicas del medio enriquecido por sus progenitoras, y modifican aquellas de sus descendientes. Esta característica nos abre una conexión entre la formación de galaxias, la biología y la evolución de las especies postulada por Darwin.
La biología ha construido a lo largo de décadas, conceptos y herramientas para reconstruir y estudiar la evolución de las especies. Una de estas herramientas son los árboles filogenéticos, los cuales representan la historia de cambio y diversificación de las especies en el tiempo, comenzando desde un ancestro común a todas ellas. (...)
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