Los desafíos de la futura Constitución

“Las dos columnas sobre las cuales se construyó la narrativa de nuestro Estado nacional están desmoronándose”.
El diagnóstico del sociólogo y académico de la UC Eduardo Valenzuela es categórico. Con la experiencia de quien, como director de la Escuela Bicentenario, lleva una década y media auscultando al país, es que analiza el particular contexto en que Chile se apronta a celebrar otro 18 de septiembre, en momentos de revisión de nuestro proyecto nacional y de nuestra identidad. La visión de Valenzuela -investigador, además, del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas- no es pesimista. Al contrario, cree que Chile vive un proceso imprescindible en el avance hacia la modernidad.
Para explicarlo, vuelve a la imagen de las dos columnas, aquellas que sustentaron la idea de “un solo pueblo, una sola nación”, y dieron cohesión al país. Una de esas columnas, explica, fue la de la guerra, con la conscripción obligatoria y el concepto de unidad en torno a la defensa del territorio. La otra, la educación pública, con un currículo nacional, donde “todos aprendemos lo mismo, en particular nuestra historia, nuestra literatura, y de la misma manera, con los mismos procedimientos”, operando así la escuela como “crisol de una cierta unidad en torno a la nación”.
Ambos elementos no han desaparecido, dice, pero ya no tienen la fuerza interpelada de antaño. “Especialmente para las nuevas generaciones, ninguna de estas cosas significa lo que significó para las antiguas. La épica guerra del Estado nacional chileno tiene hoy un encanto muy moderado y la educación pública se ha desmoronado en su ethos fundamental”. En cambio, “aparece recientemente la constatación de nuestra diversidad cultural: detrás de la nación había no un solo pueblo, una sola lengua, una sola religión, sino varios pueblos, varias lenguas, varias religiones”. (...)
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