Ética y confianza

La confianza de la ciudadanía es uno de los pilares sobre los que se construye y sostiene la democracia y la vida en sociedad. Para Sissela Bok, filósofa moral de Harvard, la confianza es “la atmósfera en que prospera todo aquello que importa a los seres humanos”. El politólogo Francis Fukuyama, en tanto, la define como la expectativa que surge en una persona o comunidad que espera por parte de los otros una conducta honesta y cooperativa basada en normas comunes y compartidas. En otras palabras, la confianza es la creencia de que los demás no actuarán de manera oportunista.
Qué duda cabe en orden a que hoy vivimos en una gran crisis de confianza. En nuestro país todas las encuestas, desde hace ya varios años, muestran muy bajos niveles de confianza en la gran mayoría de las instituciones públicas y privadas, así como también a nivel interpersonal. Algo similar ocurre en todo el mundo, pero con un especial énfasis en Latinoamérica, como se señala en el informe sobre confianza y cohesión social en América Latina y El Caribe editado por Philip Keefer y Carlos Scartascini.
La confianza puede verse afectada por diversos factores externos, como la situación económica o el optimismo respecto del estado general del país. Sin embargo, las conductas éticas a nivel individual e institucional parecen ser uno de los elementos centrales a la hora de explicar los niveles de confianza. (...)
Un camino eficaz para mejorar la confianza de los ciudadanos es que las personas y las instituciones puedan asumir un comportamiento ético que esté dentro de las expectativas esperadas por el resto de los miembros de la comunidad. (...)
Leer columna completa launch